Lo orgánico y lo geométrico, lo grueso y lo delgado, lo suave y lo áspero, lo vertical y lo horizontal, se combinan magistralmente en esta serie de trabajos, al igual que los conceptos de simetría, ritmo, estratificación, flujo, densidad y transparencia, y acciones como anudar, tejer, y colgar. Las obras suspendidas refuerzan la atmósfera general, perceptible en el montaje que aprovecha muy bien las potencialidades del juego de luces y sombras, y recuerda el origen vegetal de las fibras empleadas por el artista.
Cada serie de módulos, anudados, conforma bellos tapices, en los que pueden presentirse flujos de energía, radiaciones, y tensiones resueltas elegantemente, mediante sutiles variaciones cromáticas, o contrastes más marcados. El empleo de formas geométricas simples, como el círculo, el cuadrado, el triángulo, y la espiral, no se traduce en configuraciones carentes de calor o de vida, sino en una geometría sensible, de suaves bordes y sutiles contornos.
En Gaia, podemos ver la interacción de los sistemas compositivos, céntrico y excéntrico, que Rudolf Arnheim, definió y estudió con gran profundidad, en su búsqueda de un “principio profundamente enraizado en la naturaleza humana y, en última instancia, en la propia constitución del sistema nervioso”. En Gaia encontramos metáforas, mandalas, símbolos del universo, que nos invitan a la contemplación, a la meditación y el sosiego, en esta época nuestra, tan necesitada de espacios de tranquilidad y de silencio.
Rubén Darío Gutiérrez A.
Director Licenciatura en Artes Visuales
Gea, Gaia, la Madre Tierra, tema de esta exposición del maestro Carlos Alberto Hoyos Morales, revela una fina sensibilidad, una preocupación por obtener plena armonía en su propuesta visual, a partir de unos elementos básicos, primigenios, como los colores de la tierra, de algunos símbolos ancestrales, y de la aplicación de algunos principios compositivos universales.
Lo orgánico y lo geométrico, lo grueso y lo delgado, lo suave y lo áspero, lo vertical y lo horizontal, se combinan magistralmente en esta serie de trabajos, al igual que los conceptos de simetría, ritmo, estratificación, flujo, densidad y transparencia, y acciones como anudar, tejer, y colgar. Las obras suspendidas refuerzan la atmósfera general, perceptible en el montaje que aprovecha muy bien las potencialidades del juego de luces y sombras, y recuerda el origen vegetal de las fibras empleadas por el artista.
Cada serie de módulos, anudados, conforma bellos tapices, en los que pueden presentirse flujos de energía, radiaciones, y tensiones resueltas elegantemente, mediante sutiles variaciones cromáticas, o contrastes más marcados. El empleo de formas geométricas simples, como el círculo, el cuadrado, el triángulo, y la espiral, no se traduce en configuraciones carentes de calor o de vida, sino en una geometría sensible, de suaves bordes y sutiles contornos.
En Gaia, podemos ver la interacción de los sistemas compositivos, céntrico y excéntrico, que Rudolf Arnheim, definió y estudió con gran profundidad, en su búsqueda de un “principio profundamente enraizado en la naturaleza humana y, en última instancia, en la propia constitución del sistema nervioso”. En Gaia encontramos metáforas, mandalas, símbolos del universo, que nos invitan a la contemplación, a la meditación y el sosiego, en esta época nuestra, tan necesitada de espacios de tranquilidad y de silencio.
Rubén Darío Gutiérrez A.
Director Licenciatura en Artes Visuales
