II Encuentro Nacional de Matemáticas y su Enseñanza 

Pereira, 8 de septiembre de 2008 

Muchos esfuerzos se han hecho para tratar de encontrar un método afortunado para enseñar las matemáticas; una ciencia que se considera pilar fundamental de las otras, pero que no goza de la popularidad de los educandos; que le temen, y no pocos de ellos la evaden a como dé lugar. Aquí no se cumple desde luego, con uno de los preceptos básicos, del aprendizaje, querer e interesarse por el objeto del mismo. Ello, por supuesto, provoca muy pobres resultados, y más aún a la hora de evaluarlos. 

Aquí en nuestro microcosmos universitario, la matemática es responsable de muchas de las deserciones de los estudiantes que abandonan los estudios, al no poder superar el obstáculo que ellas representan en sus planes de estudio. En efecto, la mayor deserción está concentrada en los cursos de matemáticas y aunque adoptamos estrategias para ayudar a superar las dificultades, todavía es poco lo que se logra. 

Frente a esta realidad, no nos basta descargar en la baja preparación matemática de los bachilleres los pobres resultados obtenidos; entendemos que debemos actuar más que lamentar. 

Hacemos cursos introductorios de matemáticas para los estudiantes nuevos, tenemos acompañamiento tutorial con estudiantes de semestres avanzados y de rendimiento sobresaliente, los docentes concertan las pruebas para hacerlas de manera conjunta, entre otras estrategias; pero somos conscientes de que todavía nos falta mucho, sobre todo en la metodología de la enseñanza, donde estimo que seguimos aferrados a la tradición. 

Qué bueno que se hagan estas reuniones para trabajar la temática de la enseñanza de las matemáticas sobre todo cuando los procesos del aprendizaje están mediados por nuevos conceptos y realidades que nos obligan a replantear muchas cosas. 

Por ejemplo, la existencia de las inteligencias múltiples en vez del concepto tradicional que consideraba la inteligencia como un atributo único, indivisible, nos invita a buscar en otras áreas de las aptitudes humanas, nuevas aproximaciones a la enseñanza. Otro tanto podríamos decir de las nuevas tecnologías y las brechas que de facto han provocado con una juventud que viene dotada con habilidades hacia lo audio visual. 

Howard Gardner el padre del concepto de la inteligencia múltiple, quien en los años 80 nos sacó de la ceguera en esta materia que reconoce que en el mundo son pocos los avances que se han logrado en el aspecto educativo, que es precisamente el campo donde debiera tener más impacto esta nueva concepción de la inteligencia humana que nadie discute. En reciente entrevista en Bogotá, expresó que cada vez es mayor la distancia entre las formas como los seres humanos interactúan con el mundo y las formas como las instituciones de educación enseñan. 
¿Cómo aprovechar estos nuevos ambientes que la tecnorealidad nos provee para hacer atractivas y deseadas las matemáticas?, es un verdadero reto. 

Claro está, que también hay amenazas; las nuevas fórmulas y enfoques deben evitar que se lesione la capacidad de abstracción tan menester para el conocimiento y la creatividad. Tendrá que ser un equilibrio como todo en la vida. 

El país está trabajando por estos días el tema de la evaluación del aprendizaje y quizás en el campo de las matemáticas es donde mayor espacio puedan encontrar estas reflexiones. Lo digo por lo importante que es una buena conceptualización en el papel de la evaluación. 

Yo vengo de la generación de los “unos” en matemáticas, fue para nosotros algo normal mirar las carteleras con las notas de matemáticas y validar las masacres como algo inevitable. Además, cierto halo de orgullo quedaba en el ambiente para quienes así evaluaban y para los pocos que lograban la hazaña de pasar. 

Profesores que se especializaban en los problemas cáscara, también eran del giro normal; quizás no se ponía el énfasis en el conocimiento en sí, sino más bien en la agilidad mental del evaluado para descubrir el camino o el artificio. La inteligencia se asociaba a los que fueran mejores en moverse por los vericuetos de la matemática más que en la lógica de los procedimientos. 
Aún hoy se dan aberraciones de docentes que se vuelven pesadillas para los estudiantes; nadie quiere tomar los cursos con ellos. Y lo peor es que los docentes imaginan que su baja productividad es un sinónimo de calidad, poco se preocupan de reflexionar sobre el resultado de su trabajo. 
Hoy no estoy tan seguro de que estas aproximaciones a la evaluación sean las más adecuadas. 

La evaluación es un tema más complejo y a la vez fascinante; implica entre otras cosas, ser capaz de asumir la investidura de maestro. 

Voy a compartir con ustedes algunos apartes de la intervención que hiciera para el foro regional de evaluación del aprendizaje que se hiciera recientemente en el Eje Cafetero: 

¿Cómo debemos medir el aprendizaje? ¿Con qué herramientas? ¿Qué es lo importante a evaluar? ¿Debe ser un continuo, un hecho terminal, o ambos? ¿Se pierde la totalidad de un curso o la parte específica que se evalúa? ¿Son aconsejables los exámenes de suficiencia? ¿Cuándo la evaluación es satisfactoria? ¿La evaluación debe ayudar al aprendizaje o sólo tiene una función de control? ¿Cómo se vincula el saber con el saber hacer en la evaluación? ¿Debe la evaluación ser acto en frío de medición, desprovisto de consideración por el estudiante o debe considerar las circunstancias del evaluado? ¿Se evalúa el docente en la evaluación? ¿Cómo se enfrenta la evaluación en los procesos de formación virtual? ¿Cómo está incidiendo la evaluación en las altas tasas de deserción? Y ¿Qué puede hacerse desde la evaluación para ayudar a la retención de los estudiantes en el sistema? 

Todas estas preguntas y muchas más son apenas interrogantes abiertos que debemos poner sobre la mesa, y tratar de encontrar respuestas a la luz de las nuevas realidades educativas.

Ya no podemos irnos por el fácil atajo, de decir que como se ha hecho ha funcionado; estamos frente a la necesidad imperiosa de replantear lo que creemos conocido, solo así estaremos honrando la función crítica que debe animar la búsqueda del conocimiento. 

La Universidad Tecnológica de Pereira no le teme a lo desconocido, más bien procura obtener la experiencia directa en los nuevos procesos que afloran en el firmamento de la educación; pudiéramos declararnos en guardia contra los cambios, fungiendo de defensores de la calidad; hemos preferido, adoptar una posición propositiva, prestándonos al experimento. 

Aquí encontrarán formación técnica, ciclos propedéuticos en ingeniería, asignaturas virtuales, ingenierías nocturnas y de fin de semana, ofertas en los Centros Regionales de Educación Superior -CERES-, modelos de articulación con la media técnica, entre otras propuestas. 

Todas estas variantes de lo tradicional están en construcción y por supuesto sujetas a los ajustes que la experiencia propia y ajena aconseje. Es más estamos deseosos de compartir y contrastar, único camino para construir en firme. 

Sin embargo, es bueno aclarar que el universo de la evaluación sigue sin mayores variaciones aquí y en general en el sistema Universitario. Las nuevas miradas y enfoques apenas empiezan a desperezarse en el horizonte; por ello, el tema que se ventilará en este foro y sus conclusiones se nos hace del mayor interés. Sobre todo, lo que sigue, como pasar de la teoría a la práctica. 

Quizás una buena manera de avanzar en la enseñanza sea incentivando a aquellos docentes que logren resultados con sus estudiantes fruto de la dedicación y el empeño que le pongan a la enseñanza; hace poco nos enteramos de una interesante discusión en los Estados Unidos a partir de ciertas propuestas que le ofrecen a los maestros: renunciar a las seguridades de las plantas con su agregado de beneficios, de manera voluntaria, para remunerarse con base en los resultados logrados por sus estudiantes en las pruebas censales con la garantía de que pueden obtener enormes aumentos. Es decir, para quienes quieran, el salario estará asociado a los progresos que logren con sus estudiantes en el área respectiva. Una especie de incentivo a los resultados; algo entre otras cosas, que se volvió natural para cualquier otra actividad humana, pero que en el caso de la educación podría considerarse herético. 

Algo hay que hacer; yo diría que debemos poner casi todo patas arriba; en vez de solazarnos en la tradición arrastrando sin beneficio de inventario lo que se hace, debiéramos poner en entredicho todo lo que hacemos. En esto hay que contrariar la tradición; reciclar todo lo que aprendimos de nuestros maestros no es una buena práctica. 

Por eso están ustedes aquí en este congreso; para innovar, para adaptar la enseñanza a los cambios que el mundo de hoy comporta; para hacerle honor a la ley adaptativa de la biología. 

Estimados congresistas les deseo mucho éxito en el examen que se hará sobre la enseñanza de la matemática; el «coco» de todos los tiempos. 

Sean todos ustedes bienvenidos a la Universidad Tecnológica de Pereira y procuren salirse del libreto. 

Muchas gracias, 

Luis Enrique Arango Jiménez 
Rector

Fecha de expedicion: 2008-09-08