La semana anterior tuvo lugar un evento que no ha recibido la debida importancia; me refiero al lanzamiento del estudio patrocinado por la Fundación Compartir titulado, “Tras la excelencia docente: cómo mejorar la calidad de la educación para todos los Colombianos”.

La Fundación Compartir que nos tiene acostumbrados cada año a las premiaciones a docentes y rectores destacados, como una forma de exaltar a aquellas personas que están haciendo patria silenciosamente, aportando al futuro del país desde la educación. Esta vez el salto fue mucho más alto y trascendente, convocó al país a salirse del libreto inercial procurando una estrategia integral que cambie la situación de los docentes colombianos hacia estadios de mayor calidad y excelencia, atendiendo a cinco ejes de transformación para lograrlo: Formación previa al servicio, Selección, Evaluación para el mejoramiento continuo, Formación en servicio y Remuneración y Reconocimiento.

 El citado estudio, elaborado por un grupo de  investigadores y expertos revisa los casos de los países que hicieron de la educación una causa Nacional y que hoy ocupan los primeros lugares en las evaluaciones internacionales de sus estudiantes: Singapur, Finlandia, Corea del Sur y Canadá, particularmente Ontario.

Examina lo que pudiéramos llamar los factores de éxito para concluir que en materia de impactos y relación costo beneficio en asuntos de calidad y excelencia  educativa, el factor docente es crucial.

Pasa revista por todos nuestros problemas de calidad; después de reconocer que se han hecho grandes esfuerzos en cobertura, sentencia la necesidad de poner el foco en la transformación de los maestros como desencadenante de la calidad que nos lleve en el mediano y largo plazo a superar las dificultades.

Desfilan obviamente en el análisis hechos bien conocidos como por ejemplo: los pobres resultados en las pruebas Pisa, sobre las cuales ya ha corrido mucha tinta; los precarios resultados de los egresados de las licenciaturas en las pruebas Saber Pro; los bajos puntajes  de  las Pruebas Saber 11 (Icfes) de los jóvenes que ingresan a estudiar en las licenciaturas; la falta de calidad de las ofertas educativas de las universidades, pobres en práctica y experiencia pedagógica; la inutilidad de la evaluación de los docentes como factores de mejoramiento continuo en las instituciones educativas; la baja remuneración de los maestros; la falta adecuada de remuneración con base en resultados; el bajo reconocimiento social a la profesión de maestro, entre otros hechos.

Para concluir en una propuesta de intervención en los cinco ejes mencionados  con tareas para todos, para cada problema propone políticas y detalla cómo llevarlas a cabo. No se queda en la simple formulación, pues avanza hacia la valoración de los costos  necesarios para llevarlas cabo, mide los beneficios económicos de hacerlo y propone fuentes para financiarlas. Se traza metas  en  horizontes de tiempo y termina afirmado que en el año 2040 podríamos esperar desempeños altos en las pruebas Pisa como las que alcanzaron Finlandia, Singapur, Corea del Sur o Canadá en el 2009.

En el acto de presentación del estudio el Presidente Santos afirmó: “Colombia debe trazarse una meta: ser la nación más educada de América Latina en el año 2025 “. Más adelante afirmó: “si nosotros no invertimos ya recursos en magnitudes históricas, entonces, ¿cuándo? “

De manera simultánea desde la sociedad civil se escuchan voces que llaman a suscribir un gran pacto nacional  por la educación.  Creo que las condiciones están dadas para pensar en serio en el futuro del país  desde la  educación,  que además es un camino obligado.

Lo importante es que paseemos de los dichos a los hechos y para ello es fundamental el  compromiso de toda la sociedad.

Descargar el estudio en  www.fundacioncompartir.org